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Zacarías Ferreira

Zacarías Ferreira

"La Voz de la Ternura"

Un recuerdo de infancia que siempre mantiene vivo Zacarías Ferreira es su devoción por la guitarra. Más que un simple instrumento, ésta, durante toda su vida, ha sido "su amiga" y "compañera incondicional". El hipnótico sonido de las cuerdas provocaba en él una fascinación tan fuerte que lo llevó a inclinarse por la música a muy corta edad. 

Este dominicano, nativo de Tamboril, municipio perteneciente a la provincia norteña de Santiago de Los Caballeros, admite que su familia tuvo mucha influencia para que la música se convirtiera en su destino. Sus parientes cercanos, cuenta el artista, siempre estuvieron ligados al arte musical, ya sea componiendo, tocando algún instrumento o simplemente siendo melómanos confesos, tal y como suelen ser los de esta región dominicana, considerada la cuna musical de Quisqueya.

"Sabía que mi futuro estaba en la música desde muy joven", reconoce Zacarías. Motivado por esa certeza interior, se dispuso a buscar las oportunidades que lo llevaran a los grandes escenarios. Empacó maletas y con paso decidido se dirigió a la capital dominicana, al este del país, en donde se enroló en el Conservatorio Nacional de Música.

En un principio, el joven tamborileño ambicionaba con convertirse en un músico profesional que tocara en sinfónicas internacionales. Pero "luego, a medida que fui estudiando los métodos musicales, me di cuenta que había mucho por hacer en el género de la bachata y que se podía lograr un alto nivel a través de este estilo", dice. Además, se sentía seducido por el género, que para entonces empezaba a emerger con fuerza de las zonas rurales de la República, porque éste se nutría básicamente de su instrumento, y con él ya sabía cómo expresarse sin palabras. 

No obstante, su voz era otro instrumento que dominaba a la perfección y por la dulzura con la que entonaba las canciones románticas le apodaron "La Voz de la Ternura".

En esos momentos, le surge la oportunidad de formar parte de agrupaciones bachateras locales y no se lo pensó un segundo. En esas bandas, con las que permaneció por más de cinco años, acumuló la experiencia necesaria hasta que en 1997 logra sacar su disco debut, "Me Liberé", que le hizo acreedor de un trofeo de los Premios Casandra, las más importantes premiaciones del gremio artístico organizadas en suelo dominicano. 

Su estilo impactó. "Yo simplemente lo que trato es de no imitar... trato de respetar los patrones del género, de cómo se ejecuta cada pieza y no transformo la raíz del género", explica. "Me esfuerzo en hacer que cada canción suene diferente, y si ya es conocida, hago que suene nueva con mi sello particular, es decir, les confecciono un traje a mi medida con los arreglos y eso pone colores que le dan a uno una identidad definida".

Llegado el año 2000, su carrera toma vuelo con el lanzamiento de "El Triste", el cual también le valió otra presea de los mencionados premios. Esto le empezó a abrir nuevas puertas. Una de ellas fue la de la plataforma "Verano Presidente", en 2001, siendo de esta forma el primero en su género en ser tomado en cuenta en esta serie de conciertos anuales patrocinados por la Cervecería Nacional Dominicana en las principales ciudades de la nación antillana. En esa ocasión, tocó ante miles de personas y compartió tarima con estrellas de la estatura de Marc Anthony, Marco Antonio Solís y Los Hermanos Rosario, por solo nombrar algunos.

Durante el invierno de ese mismo año, giró por dos meses en Nueva York, ciudad en la que cada noche agrupaba a cientos de fans que disfrutaban de los shows en vivo de Ferreira.

Llegar a éste y otros nuevos mercados le fue posible gracias a sus fusiones con nuevos elementos musicales que hacían que la bachata, confinada como todo ritmo folclórico a las clases rurales y marginadas, adquiriera una sonoridad más urbana e internacional.

Esos nuevos toques se evidenciaron en su tercera producción, "Adiós", que incluía solos de cuerdas que contaron con los arreglos y dirección del maestro dominicano Joan Minaya. Este proyecto reposicionó al artista y lo hizo distinguirse entre las propuestas existentes. Fue justamente por esas innovaciones que Ferreira fue destacado en un artículo sobre la bachata del diario The New York Times. Esto lo dio paso a convertirse en el primer bachatero en subir al mundialmente famoso club de Manhattan llamado S.O.B.s, en febrero de 2002.

"Novia Mía", la cuarta placa del artista constituyó en su trayectoria un nuevo hito. La punta de lanza del mismo fue "Amiga veneno", bachata que implementaba sonidos de guitarras eléctricas, la cual saltó al tope de las listas de popularidad de la música latina, así como uno de los temas más pedidos en la radio de la costa noreste de Estados Unidos, al igual que ocurría en su país natal.

A éste disco le suceden "El amor vencerá" (2004) y "Quiéreme" (2005), con temas promocionales que de igual manera llegaron a los primeros lugares de los charts de ambas naciones en las que ya se había consolidado. También se granjeó nuevas victorias en los Premios Casandra, y, poco a poco, se introdujo en Europa con tours bianuales que lo dieron a conocer en diferentes naciones del Viejo Continente.

"El género ha crecido enormemente. Yo entré a él con un estilo propio y por eso pude penetrar y permanecer. Pero, indiscutiblemente, tiene un alcance mucho mayor, y Europa es el mejor ejemplo, allí la aceptación es grandísima, todos los latinos que residen en ese continente han transmitido ese gusto a los nativos, y a pesar de que las emisoras no nos tocan mucho, cada vez se suma más gente a los conciertos", confiesa Ferreira. 

Dado que Zacarías hizo su debut profesional muy joven, cuesta creer que hoy por hoy sea un veterano y toda una personalidad en el mundo de la bachata. Pero su popularidad ha seguido en aumento y ya se alista para publicar su octavo álbum de estudio: "Quédate conmigo", bajo el sello Mayimba Music, Inc. 

Y a todas luces, como dice el intérprete, significa la grabación más completa que haya realizado hasta la fecha. "Esta nueva producción tiene algo muy especial, creo que hemos acertado en la elección de las canciones, algo que sólo ocurrió con las dos primeros CD", indica. "También hice en este disco un experimento, y fue el de cantar merengue de orquesta".

Aunque siente que en estos momentos el público lo tiene como "un consentido", dice sentirse ilusionado y sobrecogido con ese sentimiento de alegría que le manifiestan a diario. "Estoy satisfecho porque la percepción que la gente tiene de mí es que estoy llenando sus expectativas, lo que me motiva a continuar y dar lo mejor de mí", afirma.

Aun así, con el nuevo álbum, Ferreira pretende llevar su música a "nuevos oídos", sobre todo a los del público de México, Centro y Suramérica. "Me emocionaría poder llegar a ellos, pisar sus tierras y compartir con ellos mi música y mi cultura".

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